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Viviendo en la paz espiritual prometida

Es mucho lo que se puede percibir, y por tanto, decir del contexto actual en el cual vivimos a partir de la pandemia que nos afecta. Mucho temor, pánico, muerte, dolor, desesperación e incertidumbre en casi la totalidad de la humanidad; y, ¿por qué decir «en casi la totalidad de la humanidad»?; porque entre los tantos millones de afectados por los aspectos antes mencionados, existe un pueblo llamado a reaccionar de manera diferente a la mayoría; un pueblo que tiene acceso constante al Señor, y sus favores divinos (Sal 100:3-4; 103:1-5).

En el libro del profeta Oseas (4:6) dice: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento». Obviamente, estas palabras tienen un contexto bíblico y espiritual, no obstante, podemos rescatar como esencia el hecho de que la «destrucción» de muchos, sea espiritual o física, no se debe necesariamente al mal que la provoca, sino al hecho de no saber cómo combatirlo.

El verso que tenemos como base para esta meditación nos revela que en medio de tanta incertidumbre tenemos acceso a una consolación capaz de erradicar la intranquilidad de la mente y el alma; dicho consuelo y fuente de sosiego es una persona, nuestro gran Dios y Redentor Jesucristo, el único que está, vive y reina sobre toda circunstancia, sin importar la época, alcance o gravedad de esta, pues por su voluntad tienen lugar todas ellas (Lam 3:37-37).

Nuestro Señor, por medio de Isaías, nos informa algunas cosas necesarias para vivir en la consolación y el sosiego aquí prometidos, es decir, en su paz. En primer lugar, nos informa que la paz espiritual en el Señor es una realidad. Pero no una que viene como consecuencia de la ausencia de adversidades, sino de saber que en medio de cada una de ellas, el Señor está con nosotros, y a la vez en control de cada una.
Is 43:2, Jn 14:27; 16:33

En segundo lugar, se nos informa que esta paz espiritual está disponible para todos. Cada persona tiene acceso a ella, sin embargo, se necesitará algo más que saber que está disponible, se necesitará correr hacia ella. Mt 11:28-30

En tercer lugar, se nos muestra que mantener esta paz espiritual requerirá un esfuerzo continuo. El bombardeo pesimista del mundo siempre estará presente procurando mantenernos cautivos y sumergidos en angustias y ansiedades, por tanto, en la misma medida, como conocedores de la palabra del Señor y su soberanía, debemos procurar recordar su control sobre toda circunstancia, y el programa divino y profético que está siendo llevado a cabo por medio de cada una de ellas. Sal 16:8; 25:15; 27:13

En una próxima ocasión veremos una cuarta enseñanza relacionada a cómo saciar esta necesidad espiritual tan apremiante en nuestros días. Mientras tanto, que nuestro Señor nos ayude a vivir y permanecer en dicha paz, y también a mostrarle a quienes hoy no la disfrutan, la fuente espiritual inagotable donde también pueden saciar su necesidad de ella.

Que nuestro Señor Jesucristo continúe guardando y fortaleciendo nuestras vidas.

Ps. Pedro Castillo Payne

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